Las emociones y cómo gestionarlas

Post escrito a dos manos con Emma de la Mata sobre la gestión de las emociones con la pareja, el momento de saber que estamos embarazados, ¿y si añadimos que hay hijos mayores?. Familia, fotografía y como no morir en el intento

La comunicación en Pareja con Emma de la Mata

Para empezar algo nunca está de más echar la vista atrás y poder entender de dónde partimos, nuestras vivencias y cómo nos han podido marcar para afrontar el momento presente.

No quiero generalizar, pero creo que la educación emocional brillaba por su ausencia hace veinte o treinta años. Es decir, estaba de una u otra manera en los abrazos de tus padres, en las conversaciones con los abuelos, en las caídas que sufrimos al equivocarnos…pero no les llegábamos a dar un nombre, y sobre todo no llegábamos a darles un puesto importante en las relaciones o en el crecimiento personal.

Ahora las emociones tienen nombre, tantos como tipos hay (que no son pocos) pero seguimos en pañales para aprender a gestionarlas, a abrazarlas y a entender que hay momentos en los que unas tienen que quedar por encima de otras.

Las familias son un organismo complejo, llenas de vínculos y seres individuales con mochilas propias que llegan llenas o se empiezan a llenar con lo que se aprende en ellas.

Para mí una sesión tiene el ideal de buscar esos vínculos y dentro de ellos validar todas las emociones que vivís juntos.

Padre abrazando a su hija

Por eso empezamos nueva etapa. Una, en la que me encantaría iros mostrando todo aquello que yo solo voy aprendiendo de la observación y la intuición en mis sesiones en todos estos años y amplío con la ayuda de expertos y personas dedicadas a la búsqueda y la guía a través de estas emociones desde otros planos profesionales.

Mi primera invitada es: Emma Mata ella es una apasionada de las relaciones personales, familiares y de pareja. Curiosa y entusiasta, su campo de investigación pone el foco en las diferentes formas que tenemos de comunicarnos y en cómo influyen en el marco de nuestra vida.

Me siento afortunada porque ha aceptado (un poco a ciegas) la invitación a esta casa para que juntas podamos desarrollar este capítulo en el mundo de las emociones que no siempre es sencillo de sobrellevar pero que, quizás conociéndolo un poco mejor, nos ayude a entender que no hay emoción mala si la conocemos y la sabemos encauzar.

Por empezar con algo, y como al final lo nuestro va de ciclos, pensé por empezar en ese momento de “las dos rayitas” el momento en el que sientes que tú ya no eres solamente tú, y lo compartes con esa otra mitad del equipo, tu pareja.

Madre mía Eva, dos rayitas, ¡qué recuerdos!

Podríamos clasificar las reacciones que se producen al compartir este momento con tu pareja. Llegado este momento estamos influenciados por el tipo de comunicación que hemos tenido en el camino recorrido hasta conseguir un embarazo, puede tratarse de una sorpresa inesperada o muy buscada, puede que haya resultado fácil conseguirlo o traiga una cantidad incontable de intentos frustrados.

Poca atención suele ser la que prestamos a la historia previa y, si nos paramos a pensar, cómo hemos abordado este camino va a influir directamente en cómo abordaremos el embarazo y la crianza.

“Las pequeñas cosas construyen las grandes” y lo cierto es que algo tan pequeño y aparentemente insignificante como es poner atención en cómo comunicamos nuestros deseos y emociones puede marcar una diferencia.

Si hasta ahora hablabais de planes de futuro en términos de dónde vivir, vuestros trabajos, posibles viajes y escapadas….ahora se incorpora a la conversación un elemento más, un nuevo miembro en esa ecuación familiar.

Creo que preparar con ilusión e información esa llegada es fundamental (y hablaremos de ello en otros términos en futuros post) pero si hay algo que hacer en esta época de espera es hablar en pareja. Poner en común el nuevo camino a trazar. Pero no un camino asfaltado, con farolas y estaciones de servicios a ambos lados. Un camino trazado con plan A. B, C y si me apuras con alguna letra más. Y es que si hay algo que aprender en la ma(pa)ternidad es a ser flexibles para reconducir situaciones inesperadas.

Tú lo has dicho Eva, hablar y hablar, nunca dar nada por supuesto y ser flexibles es la base sobre la que se va a sostener nuestra relación de pareja, cuán sólida sea esa base depende de nosotros. Un lema que podríamos aplicar “HAZLO FÁCIL”, en nuestras conversaciones, cuando queramos expresar y convivir con nuestras emociones siempre debemos poner nuestras cartas sobre la mesa. No todos tenemos la misma forma de reconocer y compartir las emociones y no existe una forma mejor que otra, sencillamente son diferentes, debemos mirar dentro de cada uno de nosotros de manera individual en primer lugar, para poder compartir a nuestra manera y poder mirar dentro del otro. 

Llegado este punto hemos de reconocer nuestras diferencias, en ellas está la clave, ser diferentes es lo que nos hace ser dignos de admiración por parte del otro, ser diferentes requiere de un superpoder para comprendernos mutuamente, un superpoder que nos hará este camino más fácil, un superpoder llamado EMPATÍA. Para desarrollarlo sólo tenemos que ponerlo en práctica y para ello el mejor “truco” es mirarnos a los ojos, tan sencillo y tan difícil como eso. Este superpoder nos ayudará a compartir emociones pero también nos ayudará a perdonar sin esfuerzo cuando lo podamos necesitar.

En una sesión de embarazo me encanta capturar esa conexión. La conexión de la pareja y la conexión que se va trazando entre el bebé y sus padres a través de la piel.

Pareja embarazada demostrando su conexión y vínculo.

Una sesión que mezcle lo que habéis construido entre los dos, vuestros lugares especiales o la en la intimidad de vuestra casa, las cosas materiales que vais preparando pero también esa preparación en pareja que vais haciendo para ayudarle a llegar a vosotros.

El embarazo es un momento para parar y reflexionar, aunque es verdad que no siendo el primero resulta en ocasiones complicado y a toda la vorágine se une la gestión de las emociones de los hermanos. Construir algo tangible de una idea abstracta no es siempre fácil, por lo tanto a ellos también les tenemos que preparar para este momento.

padres dando la noticia de su embarazo al hermano mayor

La relación entre hermanos es algo que suele preocupar a los padres, nos preguntamos cómo se sentirá el mayor, si tendrá celos, si aceptará de buen grado el “destrone” o si forjarán, con el tiempo, una buena amistad.

Antes de abordar estas cuestiones me gustaría recordar que es fundamental comprender y respetar el orden de llegada de cada miembro a la familia, si es la pareja la que llegó antes comprenderemos que es la que tiene una importancia principal y así con los miembros que se van sumando a posteriori (1er hijo, 2do hijo, …) Los que vienen detrás admiran y aprenden de los que estaban antes y así sucesivamente. La sistémica funciona especialmente en el núcleo familiar.

Tomar conciencia del concepto “sistémica familiar” y respetar su orden ayudará a posicionar a la pareja en primer lugar (si llegó primero) a la hora de establecer roles, comunicarnos con eficiencia, compartir inquietudes y comprender emociones. Así pues, en el caso de familias reconstituidas donde una pareja llega a una familia, la relación principal es la que estaba primero, en este caso la madre/padre e hijos.

Llegado este punto y comprendiendo la pareja como eje principal sobre el que pivota el resto del núcleo familiar podremos conversar sobre estas inquietudes pues nos ayudará a marcar el rumbo y acompañar juntos a los hermanos en todo este descubrimiento emocional que se les presenta.

Ellos tienen un puesto y hay que estar, agrandar el corazón y hacerles ver que como pareja, equipo y familia seguís ahí, más incluso que antes.

Las sesiones de embarazo con hermano pueden llegar a ser un reto, pero para mi son siempre un disfrute porque de alguna manera es un recuerdo de esos momentos previos a la ampliación del vínculo y a la llegada de un regalo inmenso: un nuevo compañero de vida.

No todas las edades reciben a los nuevos inquilinos igual, el truco es simplemente adaptar nuestra conversación a lo que ellos entienden en la etapa donde estén.

Para mi como fotógrafa es muy sencillo. Lo primero que mantengo es el juego con papá y mamá. Recordar y capturar los momentos compartidos, aquellos que son únicos de ese hermano o hermanos, para después integrarle de la mejor manera en ese concepto de “hermano mayor”.

Padres jugando a pompas de jabón con su hijo

Los juegos con la tripa, las conversaciones a través de la piel…..todas esas caricias y sonidos que les harán reconocibles una vez lo visiten en casa o en el hospital.

Creedme cuando os digo que merece la pena prepararse más allá de la lectura de manuales y clases.

Algo tan sencillo y tan difícil como PARAR un momento al día y mirar desde fuera nuestro propio interior es el primer paso para mirar y entender a la persona que tenemos enfrente, nuestra pareja. Dando la importancia que merecen nuestros sueños y expectativas podemos marcar JUNTOS el camino que queremos recorrer en esta vida. Tan importante es poner el foco en este camino como entender que puede ser alterado en cualquier momento, una máxima en la crianza, y en realidad en la vida misma, debería ser revisar constantemente nuestras expectativas y si conseguimos hacerlo en común ya lo bordamos.

A menudo encuentro en mis cursos con parejas que piensan que este primer embarazo es la culminación de su historia de amor. Tener hijos no es una meta sino una nueva línea de salida, un cambio de etapa, un capítulo nuevo en esta historia de amor que están escribiendo juntos. Comprender esto es abrir los ojos a nuevas oportunidades y estar dispuestos a superar nuevos retos de maneras hasta ahora inexploradas.

Es de vital importancia re-aprender a hablar mirándonos a los ojos, a querernos más en diferentes circunstancias, a sortear obstáculos cargando un peso ajeno y a mirar juntos en la misma dirección. Y digo RE-aprender porque es algo que sin duda hacemos en la primera etapa de nuestro noviazgo de manera natural y que, con el tiempo, por mucha teoría que conozcamos se nos va olvidando.Algo que se consigue de manera natural con la práctica y la constancia, algo tan básico como respirar si queremos mantener fuerte el pilar sobre el que se va a sostener la estructura familiar que estamos construyendo JUNTOS.

El secreto de la felicidad en la pareja de “larga duración” está, ni más ni menos que en encontrar espacio en exclusiva el uno para el otro. La crianza desgasta y enriquece a partes iguales, es el tiempo en pareja el que va a llenar de nuevo los huecos que deja este “desgaste” y ello contribuirá en un mayor disfrute del conjunto familiar que hemos creado. No siempre resulta sencillo encontrar estos espacios, una de las partes que más me gusta de mi trabajo con las parejas es ayudarles a diseñar soluciones creativas para buscarlos, es sorprendente la cantidad de recursos que tenemos delante de los ojos, a veces, por evidentes que son nos cuesta verlo pero es vital encontrarlo y no perder esa complicidad que fue el comienzo de todo y ahora será la base de lo que está por llegar.

Por esto y por tantas otras cosas que esperamos ampliar en nuestra charla, fortalecer nuestro vínculo de pareja mediante la comunicación, verbalizar, transitar y expresar el cócktail de emociones que nos vienen encima es una manera de sentar las bases para construir un edificio sólido en el que albergar a todo lo nuevo que está por venir.

Gracias Emma por escribir a dos manos y prestarte a mis locuras. Podéis encontrarla en Instagram como @parejaycrianza.

Os dejo con el directo que grabamos en Instagram y en el que ampliamos todo lo que habéis leido por aquí.

3 comentarios

  1. Hola querida, efectivamente el término inteligencia emocional se acuñó en 1990, haya entoces no se había utilizado, y parecía que la gestión emocional era algo relegado a la casa.
    Ay! El día que nos dimos cuenta que no eras solo razón, sino que somos animales emocionales que razonan… Ahí cambió todo en nuestra mirada…
    Gracias por esta post, extenso pero da gusto leerlo,
    Besiños

    • Hola Marta. Efectivamente eso de ser animales emocionales que razonan lo llevamos integrado queramos darnos cuenta o no.
      Gracias por quedarte hasta el final y dejarnos esta reflexión

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