El vínculo de la lactancia
En este blog, en mi espacio, en mi trabajo, cuando os ponéis en contacto conmigo para hacer una sesión siempre os digo «vamos a buscar ese acto cotidiano que a vosotros os hace especiales«. Nunca hay dos respuestas iguales: a unos les encanta pasar el día en un parque o en el campo, a otros les gusta dar un paseo por la ciudad y pararse en una terraza, otros son más caseros…. pero en cada actividad busco la belleza de aquello que os vincula como familia.
Cuando hablamos de vínculo en maternidad a muchos y muchas se os viene a la cabeza la lactancia materna y esa especie de magia al rededor de ese momento, cuando parece que para esas dos personas no hay más mundo que ellos dos. No quiero abrir un debate entre lactancia o biberón porque en mi cabeza no existe tal debate, he sido capaz de presenciar el momento más acurrucado de un bebé buscando el pezón de su madre nada más nacer y la mirada de amor infinito de una madre o un padre mientras que daban el biberón a su pequeño.
Por eso cuando Barbra me llamó para decirme….creo que está cercano el momento en que voy a tener que parar un acto que me ha llenado durante años, supimos que tendría que quedar inmortalizado.
Su hija era la última de cuatro, y ha tenido experiencias mixtas de lactancia natural y biberón pero con ninguno aguantó tanto. Sin embargo, esto tiene mucho de instinto y madre e hija se habían vinculado de tal forma que el acto de continuar la lactancia no suponía más que beneficios para ambas.
Supongo que todas las madres nos sentimos con la necesidad de justificarnos, pero yo creo que es del todo absurdo…. cada persona tiene las razones justas para hacer las cosas como las hace y lo especial de este momento, Barbra, no se lo podía quitar.
Entendedme…. no me extraña en absoluto. Cuando llegué a su casa reinaba el ordenado caos que una familia puede tener: unos jugando en una zona de la casa, otros haciendo deberes y otros jugando con amigos que iban y venían. No parecía que fuese a llegar el momento en el que eso fuera parar y menos con una pequeña que lo estaba pasando en grande.
Sin embargo cuando Barbra se sentó conmigo y nos pusimos a charlar (yo cámara en mano, of course) B se acercó, se acurrucó junto a su madre y ambas comenzaron SU momento con naturalidad.
Igual que os digo una cosa os digo la otra…. es la primera vez que fotografío una escena así, por lo general y por mi experiencia propia, la lactancia no ha sido duradera y el lactante más mayor tendría un año y medio. Ver cómo se comporta una niña fuera de los «límites» que la vida actual nos impone me atraía enormemente y no me defraudó en absoluto.
Todo lo que me contaba Bárbara por teléfono se materializó en esos momentos
Sus bromas
La lactancia, en cualquiera de sus formas, es un recuerdo a atesorar ¿no creeis?
Gracias Barbra por abrirme tu puerta y por dejarme abrir esta ventana.
Y sin duda este reportaje tiene detrás a 3 hermanos mayores que me dejaron boquiabierta por sus reacciones y su aceptación natural…aunque alguno ya pedía fotos también jejejeje
Precioso eva
Muchas gracias!