A mi, que me gustan las fiestas más que un tonto a un lápiz, disfruto como la que más en los cumpleaños de los peques.
Ya sea con los bebés descubriendo su primera tarta (eso que tan de moda parece que se ha puesto «smash the cake») como los que se van haciendo mayores y van introduciendo más amigos y actividades.
Cuando nos reunimos unas amigas a pensar el regalo de A y F no se lo pensaron dos veces y es que las madres, según van aumentando los hijos van escaseando las fotografías y más de todos juntos, así que me pidieron que les hiciera una sesión bonita de cumpleaños. Y así lo hicimos, nos fuimos a la Quinta de los Molinos y nos imbuimos en el espíritu floral del parque. Sin embargo esa sesión os la enseñaré otro día (muuuaaajjajajajaajaja)
Yo lo que quería era fiesta, y nada como colarse en la fiesta de cumpleaños, esa que hacéis en familia o la que montáis a lo grande con los amigos. La razón es muy sencilla, los niños están en un momento de éxtasis total y los padres no paran de moverse de un lado para otro intentando llegar a todo así que las fotografías de cumpleaños que se terminan teniendo son las de un barullo de niños jugando (o peleando por juguetes) y el niño soplando la tarta sin sus padres o hechas por alguien que desafortunadamente os cortó la cabeza.
Así que yo decidí que, al menos mi amiga, no tuviera que preocuparse también de la cámara de fotos. Yo disfruté captando momentos de los niños con sus amigos (que no os puedo enseñar por temas de privacidad) y a los homenajeados solos y con mamá, y ella…pues disfrutó del cumpleaños que es lo que le tocaba como madre.
Así que ya sabéis si queréis que me cuele en vuestra fiesta yo encantada, escribidme y nos divertimos todos un rato