Café americano con Garry Winogrand
Por fin es viernes, y este huele mucho a vacaciones, así que acomodaros en la mesa que he preparado y os sirvo un buen café americano. Hoy me ha dado tiempo y os he hecho unas torrijas (le quitan todo el glamour yanki al asunto, pero están de muerte)
Si nos estuviéramos tomando un café…. os diría que hoy he invitado a un fotógrafo al que le gustaba patearse las calles de Nueva York y captar, a través de su objetivo la esencia de la sociedad americana, sin tapujos, sin composiciones…la pura y simple realidad que se presentaba ante sus ojos. El es Garry Winogrand y esta considerado uno de los fotógrafos más influyentes del S.XX
Si nos estuviéramos tomando ese café os contaría que sus fotografías callejeras me gustan sobre todo porque están llenas de personas, algunas ajenas a la cámara y mezcladas en el ruido de la ciudad, otras donde, a pesar de no estar mirando directamente, nos saben transmitir las alegrías y penas por las que están pasando en ese momento congelado, y algunas donde el «modelo» fija la mirada con una mezcla de indiferencia, sorpresa (por sentirse protagonistas) y descaro atravesando directamente a las lentes y, por lo tanto, mirándonos directamente a nuestros ojos.
Como ese semáforo de 1962, abarrotado de transeúntes a punto de cruzar. Un instante intrascendente que deja abierta la interpretación a todos los puntos de vista que atraviesan la multitud.
El don de Garry Winogrand fue su descaro. No robaba. Sólo alguien que no apuñala por la espalda es capaz de meterse en un ascensor, retratar a los ocupantes y sacar tanto provecho a miradas y gestos.
Si nos estuviéramos tomando un café os contaría que esta semana está siendo una progresión de días en los que me tengo que mantener alerta y con el teléfono pegado a la mano por si una niña, todavía sin nombre, decide salir a este mundo. Que todo eso me hace tener la cámara doblemente cerca y eso me está dando muchas satisfacciones, porque vuelvo a descubrir esos torrentes de personas que ocupan las calles, me puedo adentrar, de camino a cualquier parte, por esas calles menos transitadas y descubrir un resquicio de luz colándose entre las piedras… es un poco como decía Winogrand «No hay nada tan misterioso como un hecho claramente descrito»
Si nos estuviéramos tomando un café os recomendaría que, esta vez, no os quedaseis con el post y los enlaces o las muestras de fotografías que os pongo, sino que encontraseis un hueco para acercaros a la Fundación Mapfre y poder ver su trabajo en vivo y en directo, por que merece mucho la pena ver fotos inéditas que se habían quedado en uno de esos 6500 carretes que nunca llegó a revelar.
Si nos estuviéramos tomando un café… seguro que se nos había hecho tarde pero todos los ratitos que pasamos juntos cuentan, así que espero que no falleis a ninguna cita… yo estoy encantada de teneros por aquí