Bailando hacia el nacimiento

Cada vez que me lo preguntan tengo que contestar igual… cada parto es una experiencia diferente, cada mujer lo vive de una forma y todas ellas son válidas, porque lo han elegido ellas o han sabido adaptarse a lo que la situación requería en cada momento.

Siempre tengo presente el primer parto que asistí y fotografié porque la forma en la que ocurrió borró de mi memoria las imágenes del mío propio y me dio pie a intuir que todos tenían algo especial, El parto que os voy a contar hoy es otro que no creo que pueda olvidar jamás por lo especial de la pareja, del momento y de cómo se desarrolló todo.

 

Sin duda la parte más sacrificada de mi trabajo son las guardias, el tener que llevar la cámara allá donde vaya en esas semanas y a planificar actividades con mi hija que me permitan dejarla con alguien si tengo que salir corriendo. Acostarme a horas decentes porque las madrugadas suelen ser momentos calientes en los que los bebés deciden montar la juerga padre y quieren empezar a descubrir lo que hay ahí a fuera… y son semanas en los que otros posibles clientes asumen cuando me contratan, que les puedo dejar plantados.

 

Y eso fue lo que pasó el 10 de junio mientras que estaba a punto de ponerme a capturar momentos de LaParty3 de Malasmadres en Madrid. El teléfono casi sin batería sonó…y aunque no podía creerlo. parecía que el parto había comenzado. Por suerte la mamá estaba tranquila y me avisó con el suficiente tiempo como para avisar a los organizadores de la fiesta, recoger -y seguidamente dar – un frigorífico (la sorpresa mayúscula de la noche) poner la adrenalina a funcionar y llegar al hospital donde ellos estaban.

 

Cuando llegué pensé que se habían equivocado…¿seguro que estaba de parto? Pues parecía que si…contracciones cada poco tiempo, sin rotura de bolsa pero progresando, pero es que ¡¡estaba muy calmada!! Y es que cada vez estoy más convencida que prepararse para no tener miedo al parto, mentalizarse para llevar bien la respiración y, bueno, tener un umbral del dolor elevado puede ayudar mucho.

 

Estuvimos un rato en planta hasta que tuvieron preparada la sala de dilatación y parto. Una habitación diseñada por las arquitectas de maternidades que ofrecía un espacio amplio con cama, bañera y todos los elementos auxiliares que la madre pudiera necesitar (pelota, cuerda…). Allí nos pusimos cómodos, yo como siempre intentando “esconderme” y dejar que fluyera el nacimiento.

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He de reconocer que estaba cansada, empezamos a las 12 y llevaba mucho día vivido pero ver a G dilatar era hipnótico. Tenía preparada un par de playlists y la música no dejó de sonar en todo momento, yo salí de una party a otra y es que el baile estuvo muy presente. Ella no paraba de moverse, hacer suaves bamboleos a ritmo de samba (que es lo que tiene ser de Brasil 😉 ) , rock, pop y música tradicional brasileña. Tanto en la pelota como viéndola moverse por la habitación se respiraba tranquilidad y control. Hubo un momento que tomé una decisión…había que grabar vídeo, aunque fueran pequeños fragmentos porque no podía dejar estático un parto tan animado. El vídeo no es mi medio natural, por eso no grabé demasiado, pero si creo que con los pedacitos que grabé se quedó impregnado el recuerdo de G bailando y L controlando las contracciones o acompañando al micrófono 😉

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La noche pasaba entre bailes, mini twix y algunas cerezas. El equipo que controlaban el parto estaba compuesto por una ginecóloga/obstetra y una matrona, tenían un respeto máximo al ritmo de G (he de decir que incluso ellas me confesaron estar sorprendidas de lo bien que lo llevaba) y ante mi preocupación porque aún no hubiera roto la bolsa ellas me calmaban diciendo que ya se rompería o el bebé saldría dentro de ella.

Profesionales que supieron estar controlando pero dejando espacio a la madre y confiando en su ritmo natural, un auténtico parto respetado desde el minuto cero.

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Unas profesionales que supieron responder a las necesidades de G sin perder de vista el bienestar del bebé, que se mantuvieron tranquilas en todo momento confiando en el progreso de G, aunque no fuera «de libro» y a cierta distancia para hacerla sentir como si estuvieran en su casa y no en un hospital.

Repito de todas estas cosas que sabes que pasan pero que ni en mil años te pensabas que pudieras vivirlas.

A las 5:30 G ya empezaba a estar cansada (como para no) y decidió probar la bañera para terminar de relajarse porque la intensidad de las contracciones había subido (no que yo lo hubiera notado porque hubiera algún grito más).

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Dentro de la bañera todo comenzó a acelerarse, las contracciones venían más seguidas y con mayor intensidad….y finalmente cerca de las 6:30 asomó la cabeza de D. Una cabeza que venía protegida por la bolsa que poco a poco se fue deshaciendo en el agua…unos momentos de emoción, adrenalina y simplemente asombro por ver algo tan especial.

Salió del agua directo a su madre que tenía una sonrisa que podía iluminar la habitación más oscura. L también lo miraba embobado, sabiéndose parte de él y queriendo descubrir todos los detalles de su segundo hijo.

Momentos que pasaron en comunión los tres, sin interrupciones ni mediciones…simplemente mirándose y llorando (cada uno, imagino, por una cosa distinta)

Luego papá lo cogió con cuidado para que las matronas pudieran preparar a G y llevarla a la cama a descansar.

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Una vez en la cama vuelta al calor de mamá y a probar el enganche con el pecho.

 

Una experiencia que, tras esos primeros segundos, te das cuenta de la cantidad de emociones, vínculos y aventuras les quedan por descubrir.

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G y L me habían pedido específicamente que no se compartieran sus imágenes, por lo tanto para mi es un regalo no solo contarlo, sino también poder incluiros algunas pinceladas de su historia.

Testimonio de G: Aquí tenéis la parte en la que yo estuve…pero también otras historias previas muy interesantes (seguro que el Portugues no es un problema 😉 )

Y por supuesto os dejo con una de las canciones que a mi más me llegó al alma (aunque sea de las tranquilitas 😉 )

Espero que os haya gustado el relato y que si alguna lo habéis vivido en un entorno hospitalario pero en el que os hayáis sentido como en casa, moviéndoos por el espacio libremente, os animéis a contárnoslo.

2 comentarios

    • Ni yo a ti 😀 Puedes contar que os tendré en mi corazón siempre. Feliz de acompañar a una familia tan bella por fuera y por dentro…parabens

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