La llegada al mundo de E
Cuando das a luz por primera vez no sabes como reaccionará tu cuerpo. Te han podido explicar las sensaciones, los posibles desarrollos, los dolores de parto….pero nunca sabes cómo reaccionarás, si te apoyarás mucho o poco en tu pareja, si será un parto silencioso o necesitarás sacar todas esas sacudidas por la garganta….todo es nuevo y de ahí muchas veces mi dificultad para explicaros el respeto que mi presencia tendrá en la sala, o la necesidad de conectar primero a un nivel en el que estemos cómodos todos en esos momentos.
Los segundos, terceros.. partos son distintos, ninguno igual que el primero, pero tu ya sabes de lo que es capaz tu cuerpo, de cómo te sentiste en la sala y que quieres atesorar cada una de vuestras caras y sensaciones a lo largo de esos momentos.
Cuando conocí a Alejandra ella me lo dijo en la primera oportunidad que tuvimos de charlar sobre mi trabajo…»cuando tenga a mi segundo/a quiero que me hagas las fotos”. Se hizo esperar…pero al final tuvimos la posibilidad de hacerlo. Ella y Edu querían vivir un parto diferente y a poder ser, más respetado que el primero…por eso, después de una visita (y mis referencias personales), se decidieron por el Hospital Universitario Severo Ochoa.
El día en cuestión llegamos temprano por la mañana (todavía recuerdo lo contenta que iba yo por tener luz natural) cuando las parejas llegan tranquilas y con tiempo, hay un periodo de acondicionamiento, acomodarse en la habitación, preparar la monitorización del bebé…pero a algunas mujeres lo que les relaja en estos momentos en la ducha, y es que el agua puede ser un gran aliado en el momento de la dilatación.
Pues eso hizo Alejandra…cuando empezó a ver que el pequeño E ya daba muestras de actividad se relajó en la ducha mientras que Eduardo y yo íbamos conociendo habitación y posicionándonos cada uno en su lugar.
Nos pusimos guapos…..
Por qué no decirlo…nos echamos unas risas (si, esto no es tan raro como parece)
Y poco a poco empezamos a vivir el inicio del viaje de E hasta sus padres, para que le pudieran ver su carita.
Al final esto no deja de ser una experiencia para la que los planes solo sirven para romperlos, así que nos pusimos cómodos y dejamos que las horas del reloj pasaran.
El personal nos lo puso muy fácil dejando a Alejandra hacer y atendiendo a todas las preguntas y dudas que iban surgiendo en el camino.
Pero sin duda mi trabajo se quedaría cojo sin él, estar ahí para ver como el vínculo de pareja se pone a trabajar a pleno corazón.
Edu y Ale son una pareja, que como todas, tenemos nuestras cosas, pero que en los momentos decisivos se vienen muy arriba y son un verdadero equipo.
Cuando ya caía la noche, y nos cambiaban de un personal muy amable a otro del mismo calibre, se escuchó la frase clave que hace que suba mi adrenalina «Ya no puedo más»
No sé si os lo he contado en alguna de las otras historias de nacimiento…pero más o menos cuando ya creemos que todas nuestras energías se han ido por el desagüe, cuando nuestras piernas flojean, cuando la epidural es un vago recuerdo o nuestro lugar feliz se está difuminando….
es en ese momento cuando se produce el milagro
E salió despacio, casi os diría que con una calma pasmosa que me permitió hacer hasta cambios en ajustes según salía del canal del parto y DORMIDO, si, no os engaño, hasta cuando le agarraban del cuello el tío ni se inmutaba e hizo una de las transiciones más tranquilas que he visto jamás.
Luego le tocaron las narices lo justo y dió muestra de sus pulmones, pero vamos…aquí a nuestro amigo lo único que le interesaba era estar tranquilo mientras que descansaba entre los que más le querían.
Y lo sabéis (porque en esto si soy pesada) las arruguitas que se me gastan algunos, esa grasilla en la piel, esos morritos y ojitos hinchados…todos esos detalles tan efímeros fueron captados con un pequeño tembleque en la cámara que una no se termina de acostumbrar (y que no cambie) a sentir este momento con una emoción infinita, sumada a toda la oxitocina que parece impregnar la habitación.
Alejandra le sintió muy cerquita, y gracias a Edu y a los espejos supo la preciosidad que había traído al mundo
Poco a poco el frenesí da paso a la calma y la ternura
Y a partir de aquí… seguimos descubriendo vínculos
Gracias por estar al otro lado y por vuestro apoyo incondicional
Mil gracias a Alejandra y a Eduardo, no solo por compartirlo conmigo sino por dejarme compartirlo con vosotros.
Preciosa historia y ofeciosas imagenss. Felicidades a los papis y enhorabuena a la artosta por captar cada momento.
Muchas gracias por pasarte y comentar Arantxa 🙂
¡Qué pasada de fotos, Eva!
Gracias por pasarte Ruth y por tu comentario. La verdad es que vivo unas historias preciosas 🙂
Qué fotos tan maravillosas Eva. Un besote grande!!!!
Gracias Mónica :* Ya sabes que si os decidís siempre tendréis un huequito en mi agenda 😉