Eva vuelve a ser internacional
Volar, viajar, descubrir lugares nuevos y encima tener la oportunidad de trabajar mientras lo haces es simplemente un lujo.
Las familias tienen sus peculiaridades en todas las culturas pero lo que siempre se mantiene son los vínculos (que tan pesada soy) existen entre padres e hijos y quizás, poniendo esto como premisa en mis fotos, consigo captar la belleza de esos pequeños gestos que existen en las familias y dar calidez a las sesiones, sin importar si lo hacemos en un parque, palacio o en una casa.
Mi viaje a Londres lo motivaron muchas razones pero sin duda la principal fue ella, mi querida amiga Lía, a la que sentí tener que dejar marchar de Madrid…pero bueno, creo que la distancia lo único que puede provocar es que no desayunemos juntas más veces.
Hoy os traigo una de las sesiones que hice en una casa con una luz que hubiera robado con gusto.
Y si tuve suerte con la luz, ya no os digo con esta pequeña que me regalaba miradas, sonrisas como paralizar corazones.
NO soy muy fan de hacerles fotos solitos y por eso siempre busco momentos con los padres, madres, abuelos, tíos o amigos….porque verles interactuar con ellos es descubrir un brillo distinto en su mirada, y sobre todo es regalaros a vosotros momentos preciosos que os «perdéis» al vivir intensamente el presente.
Sin duda entre estas dos chicas se veía la conexión especial que da el pasar muchas horas juntas 😉
Pero…. ¿y si le añadimos algo más de emoción, y porque no decirlo, cariño a la sesión?
Para eso nos traemos a otros miembros de la familia, grandes, pequeños, juguetones, tranquilos…pero sobre todo peludos. Yo simplemente tiendo a derretirme cuando veo la interacción de los niños y los animales… son conexiones si cabe más invisibles pero que van fortaleciéndose con el tiempo.
Y por fin…toda actividad intensa merece una recompensa…lo que no espachurró ella me lo comí YO…solo faltaba jejeje
Así que ya lo sabéis…. mi límite es el mundo.
¿Dónde queréis que descubra vuestra historia?